Ando concentrada en diseñar estrategias: de disuasión, de distracción, de orientación espacial y temporal, de selección de posibles focos de atención, etc. El repertorio es amplio y continuamente barajo hipótesis en torno a todas ellas.
He consultado el significado de la palabra estrategia en el diccionario de la Real Academia Española, la RAE. Descarto la siguiente definición:
3.f. Mat. En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento.
El alzhéimer no es matemático ni sigue ningún proceso regulable. No hay conjunto de reglas que valgan. Resulta muchas veces imposible saber qué decisión va a ser óptima en cada momento. Funciona la imaginación, la creatividad, la espontaneidad, la flexibilidad y especialmente, la emoción. Son conceptos que no se pueden expresar mediante algoritmos (creo que no es la primera vez que lo escribo).
Yo uso la palabra estrategia en el sentido de esta acepción:
2.f. Arte, traza para dirigir un asunto.
Pienso en estrategias a raíz de haber escrito el otro día, sin proponérmelo, sobre las maniobras de orientación que diariamente realizo cuando inicio la conversación telefónica con mi padre.
Me he dado cuenta de que constantemente trato de poner en juego estrategias diversas para hacer frente al deterioro progresivo de sus facultades cognitivas. Incluyen un buen repertorio de acciones posibles que no logro incrementar, sólo mantener a duras penas. Lo que servía hace unos días hoy ya no sirve. El proceso exige innovar constantemente para adaptarse a los cambios que se van produciendo.
El propósito principal de todas las estrategias es cuidarlo. Cuidarlo en un sentido amplio y profundo que me resulta complejo tratar de explicar. Sólo quiero destacar ahora dos ideas:
Equivale a tratar de proporcionarle tranquilidad paz y sosiego, mientras su identidad, la de los demás y el mundo fragmentado en el que habita, se desintegran paulatinamente.
Equivale también a tratar de preservar su dignidad.
Las estrategias que pongo en marcha tal vez sirvan de inspiración a otras personas. Tengo la impresión que se pueden transferir a otros escenarios. Las posibilidades dependen de los paralelismos que cada persona pueda establecer entre lo que yo vivo, percibo, siento y escribo y su propia experiencia, sea la que sea.
Llevo días tratando de imaginar cómo llevar a cabo alguna acción sencilla que logre fijar su atención en algo que pueda resultarle mínimamente agradable y atractivo, y a los demás, razonable. Me gustaría poder desviar su atención de una imagen que ha construido su cerebro (lo digo con todo respeto) y que aparece de forma recurrente cuando su mirada vaga por el jardín sin un objetivo concreto y se queda prendida en un lugar lejano de la casa de un vecino. La imagen en cuestión, la que él percibe, consiste en una persona (generalmente una mujer) colgada de una ventana a punto de caerse o de saltar. Le produce desasosiego.
La que yo percibo consiste en un conjunto de tubos de canalización de agua y algunos cables del tendido eléctrico, bajo el tejado, en una esquina de la casa.
Tengo que hacer un inciso obligado e imprevisto: !!! acabo de ver a la persona que quiere saltar!!! El descubrimiento lo he hecho en el momento de incorporar esta foto a la página y va a afectar el párrafo siguiente. Léase como si este inciso no existiera y daré cuenta del feliz descubrimiento en otro momento.
He recurrido a todos los trucos que hasta ahora me habían dado resultado con los Pájaros-Hojas: achinar los ojos, desenfocar la vista, ladear la cabeza, mirar desde la misma posición que lo hace él, mirar sin querer ver, mirar queriendo ver, hacer fotografías y verlas repetidas veces después. No he tenido éxito, no consigo percibir a la persona que le parece que está a punto de caerse de la ventana y que le genera intranquilidad.
Un tímido intento de hablar de ilusiones ópticas, extraordinarias facultades de visión, y también de tubos de agua, no ha dado tampoco resultado alguno. Tal vez haya oído mis argumentos expuestos con mucho tacto, pero le han entrado por una oreja y le han salido por la otra, como se dice popularmente, sin haber dejado huella alguna. Es la mujer que está a punto de saltar la que ha dejado huella.
Me gustaría poner en juego alguna estrategia de distracción y tratar de cambiar el foco de atención cuando salga al jardín, de manera que exista un propósito, por pequeño que sea, que oriente su mirada.
Llevo también días pensando en cómo desviar su interés por una novela que trata de leer. Es de Pierre Loti. Creo que el libro perteneció a su padre y no tengo ni idea de cómo ha aparecido como texto de lectura. Sí sé que tratar de leerlo lo induce a confusión. Días atrás estaba preocupado porque por error habían incluido su nombre en una lista y ello significaba tener que irse a África unos días… La biografía de los personajes se confunde con la suya propia.
En mi cabeza todo se funde y se confunde, en sintonía con la situación. Le doy vueltas a una estrategia que incluye diversas maniobras:
Tal vez así se olvide del libro de Pierre Loti y piense en pájaros, en árboles, en casitas, comederos, bebederos…O tal vez no.
2.Tengo la intención de construir (si puedo, con su ayuda) algún elemento sencillo que podamos instalar para tratar de atraer pájaros a su jardín.
Es posible que así cuando esté en él tenga algo concreto y específico que le interese mirar y tal vez se olvide de la mujer que está a punto de caerse. Ojalá fuera así…
3.Pienso en tratar de incorporar como tema de conversación frecuente y habitual a los pájaros reales, además de mantener bien vivos a los Pájaros-Hojas
Creo que me dará pie a proponer diálogos telefónicos, actividades de observación, a contagiar y compartir observaciones e ilusiones, etc.
La estrategia tiene en cuenta varias cosas:
- Aunque él ya no se acuerda, los pájaros siempre le han gustado e interesado. Tiempo atrás ya habíamos instalado algún comedero en la parte de atrás del jardín, en una zona que ahora piensa que no pertenece a la casa que habita. Tengo la impresión que tal vez podamos revivir algunas emociones agradables
- A mí los pájaros también me atraen y me siento capaz de hablar sobre ellos el tiempo que haga falta sin cansarme ni aburrirme. Y también me siento capaz de escuchar las veces que haga falta, el mismo relato sobre cualquier asunto pajaril que él quiera explicarme.