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El vuelo errático de las mariposas sobre las flores

 

Llevo días disfrutando del vuelo errático de las mariposas sobre las flores. Tengo la impresión de que hay muchas. Más que otros años, aunque no lo puedo asegurar.

Me quedo absorta observándolas. Revolotean si parar y es difícil verlas posadas más de unos pocos segundos.  Tengo la impresión de que se siente especialmente atraídas, en casa, por las flores de dos especies: Bougainvillea spectabilis y Lantana camara.

Lantana cámara

La buganvilia es una enredadera de porte arbustivo. Su llamativo color púrpura violáceo se debe al color de las brácteas, que no son propiamente las flores.

Bougainvillea spectabilis

Éstas son pequeñas y tubulares, de color blanco, dispuestas en grupos de tres. Cada una está insertada en una bráctea de aspecto papiráceo, cuya misión es protegerlas. Aunque las brácteas de la mayor parte de las flores suelen ser verdes, las de la buganvilia constituyen una bonita excepción.

En cuanto sale el sol, las mariposas empiezan a revolotear por encima de la enredadera. Es un bonito espectáculo. Las hay de diferentes especies, pero predominan dos que he podido identificar: Gonapterix cleopatra y Papilio machaon, conocidas popularmente con los nombres de limonera y macaón.

He estado buscando información sobre ambas especies y he descubierto que los machos de las delicadas limoneras presentan una amplia superficie anaranjada. Ahora sé que la enredadera está llena de individuos de ambos sexos. Se percibe a simple vista la diferencia cuando tienen las alas abiertas. Las hembras presentan un color amarillo verdoso. Sin embargo, cuando las tienen plegadas no soy capaz de distinguirlas. Todas lucen una manchita anaranjada en cada una de las cuatro alas que poseen.

Gonapterix cleopatra

Se posan con delicadeza sobre las flores de la buganvilia, despliegan su espiritrompa y la introducen en el tubo como si se tratara de una pajita con la que tomar un nutritivo batido de néctar. Tras permanecer unos instantes libando, suspendidas de las flores, enroscan su flexible espiritrompa y alzan el vuelo para posarse en otra flor.

Las macaones son más grandes y vistosas. El ejemplar de la fotografía parece haber sufrido algún percance. A su ala posterior izquierda le falta un trozo.

Papilio machaon

 

Hay que tener mucha paciencia para poder fotografiar a las mariposas posadas sobre las flores, interrumpiendo su errático vuelo para libar.

Mientras buscaba información sobre las mariposas que revolotean sobre la buganvilia he identificado otra mariposa que recientemente había visitado también el jardín:  Charaxes jasius, conocida comúnmente con el nombre de mariposa del madroño. Hace unos días le dediqué un artículo:  Frutas, mariposas, hipótesis y correlaciones, que colgué de otra sección de este blog.

Charaxes jasius

 

Esta mariposa no se alimenta de nèctar. Lo hace con frutas fermentadas que contienen alcohol.

Frutas, mariposas, hipótesis y correlaciones

 

Nunca puedo predecir qué temas van a aparecer en la conversación telefónica que mantengo diariamente con mi padre. Hay días que tengo ideas nuevas que contarle, alguna aventura, planes, etc. pero no siempre es posible abordar lo que imagino por adelantado que le puede interesar.

Noto cada vez más, que cuando él sugiere o inicia un tema vale la pena tratar de seguirlo, salvando las incoherencias que haga falta, porque éstas, también cada vez más, acaban siempre apareciendo en algún momento de la conversación. Creo que vale la pena potenciar al máximo todo aquello que despierta su interés. Tenemos también algunos temas recurrentes, pero a menudo los abordamos como si fuera la primera vez que lo hiciéramos.

Algunos días, empezamos saludándonos en inglés: Hello, How are you?  Su respuesta y el tono con que pronuncia las palabras que escoge suelen ser diversas y me indican habitualmente cuál es su estado de ánimo en general.  Tal vez hablaré de ello en otro artículo.

Muy a menudo la conversación que mantenemos se alarga por espacio de media hora o más y gira en torno a temas diferentes. A veces saltamos de uno a otro de forma espontánea e inesperada estableciendo conexiones dispares que suelen seguir no obstante una lógica creativa y hay días que navegamos en espiral volviendo una y otra vez al mismo punto de partida.

La semana pasada, tuvimos una charla inesperada que resultó ser muy interesante y gratificante para ambos. Cuando percibí el giro que tomaba la conversación corrí a buscar lápiz y papel y tomé notas. Es la mejor manera de no olvidarse de los detalles.

Fue a raíz de que se me ocurriera contarle que tenía planeado hacer un experimento para atraer mariposas al jardín. Llevábamos un buen rato hablando y la conversación había decaído un poco. Yo miraba a través de la ventana y tenía la vista posada en el jardín y empecé a contarle mi propósito.

Días atrás había tenido la ocasión de observar a una mariposa preciosa posada sobre una de las manzanas que coloco para alimentar a los pájaros y que se había quedado medio seca, al sol.

Tuve tiempo de atraparla con la cámara y una de las fotografías que tomé me permitió observar posteriormente su espiritrompa desplegada y una gotita en el extremo que presumo debía ser néctar de la manzana. Me acordé de que en Costa Rica colocan platos con trozos de frutas frescas para atraer a las mariposas y decidí que valía la pena probar si las   mediterráneas reaccionan igual.

Casualmente había estado hablando también del tema con un joven vecino que se interesa por estas cuestiones y que me sugirió, con mucho acierto, que colocara frutas jugosas para que las mariposas pudieran introducir la espiritrompa con facilidad y absorber el líquido azucarado.

La conversación con mi padre tuvo lugar un rato después de que hubiera colocado un par de jugosos tacos de sandía sobre los comederos que tengo para los pájaros.

Le conté lo que me proponía comprobar y le hablé de la sugerencia de mi joven amigo de escoger frutas jugosas. Le expliqué que acababa de poner sandía y que en cuanto tuviera ocasión también colocaría un trozo de melón.

Él seguía con atención lo que le estaba contando. Le gusta que le hable de los seres vivos que tengo ocasión de observar en mi entorno. Después de hablarle del melón me dijo:

– Oye, ¿tú sabes si las mariposas se sienten más atraídas por el olor que por el color?

Se produjo un instante de silenció hasta que reaccioné:

– ¡Qué pregunta más interesante me acabas de hacer! No tengo ni idea de la respuesta a lo que planteas. No sé si las mariposas perciben los colores y si por ejemplo distinguen entre el amarillento del melón y el sonrosado de la sandía. Tampoco sé cómo perciben los olores. Tu pregunta activa mi curiosidad y ahora tendré que investigar para tratar de encontrar respuesta a lo que planteas.  Me has dejado realmente boquiabierta con tu preguntita.

Mi reacción fue de absoluta y sincera admiración. Me pareció una pregunta genial. Un punto de partida ideal para establecer algunas hipótesis y poner en marcha, o por lo menos idear, un proceso de investigación.

Mis palabras y mi tono le gustaron. Se sintió muy satisfecho de haberme propiciado un tema sobre el que investigar y siguió con otra sugerencia:

– Oye, se me ocurre que también podrías investigar si se puede establecer algún tipo de correlación entre las frutas que pongas y las especies que las visiten.

Me fascinó que de repente estuviéramos hablando con tal nivel de fluidez. En su cabeza se acababa de producir un mágico destello de conectividad y coherencia que había conseguido burlar al alzhéimer, aunque sólo fuera por unos minutos.

Seguí alabando su capacidad de sugerir cosas interesantes y le dije que me había dejado descolocada con sus observaciones. Y era verdad. No he tenido todavía ocasión de investigar sobre los sentidos de las mariposas, pero lo haré. Me intriga saber si poseen un órgano olfativo y cómo perciben los colores.

Aproveché todo lo que pude los mágicos minutos que nos brindó la conversación sobre las mariposas y sus propuestas de investigación. Momentos como este cada vez son menos frecuentes.

*

Los trozos de sandía que puse en el jardín han atraído al ejemplar que presuntamente vi sobre la manzana. No puedo asegurar que sea el mismo, aunque sí es de la misma especie.

Había pensado dedicar a esta mariposa un artículo desde la sección La ventana del naturalista de este blog, pero me ha apetecido hacerlo desde esta sección dedicada a la Creatividad y el alzhéimer a raíz de la fantástica conversación que mantuve con mi padre sobre el tema.

 

Festín de néctar y polen

 

Observo estos días con cierta envidia el festín de néctar y polen al que dedican largos ratos a lo largo del día, un gran número de insectos.

Son atraídos por las corolas vistosas y suculentas de las flores del  Chrysantemum coronarium  que  popularmente se conoce con los nombres de ojo de buey o flor de muerto, entre muchos otros.

Estas flores, de la familia de las asteráceas, además de ornamentales son comestibles y se consumen habitualmente en Japón y también en Creta. Tienen un crecimiento rápido y una floración abundante, y se convierten en una fuente de alimento muy apreciada por los insectos de hábitos florícolas como la Oxythyrea funesta de las siguientes imágenes.

Este es un coleóptero polífago de la familia de los escarabeidos, conocido con el nombre de escarabajo de las flores, escarabajo dorado o escarabajo peludo. Es muy frecuente en la Península Ibérica, y se le puede ver sobre flores de muchos tipos.

 

 

 

Me dan cierta envidia cuando los veo literalmente metidos de cabeza en las flores, como si se lanzaran a un mar de néctar y polen, que imagino blando y suave. Me gustaría poder experimentar esta sensación y sumergirme yo también en un mar de polen dorado.

Los Chrysantemum constituyen también un lugar ideal para aparearse en primavera. Se pueden ver a los escarabajos haciendo piruetas sobre las flores, disfrutando juntos del baño de polen.

Hay otros animales que frecuentan estas flores. Pero creo que no se sienten atraídas por ellas, sino por la multitud de insectos que las visitan. Esperan pacientemente que llegue alguna presa …

Y de vez en cuando cae algún incauto.

Cara a cara sobre una rama ¿Y tú qué ves?

 

Hace días incluí la siguiente fotografía en un artículo que dediqué a los milanos de miraguano.

En ella aparecen algunos frutos de esta planta trepadora, colgando de las ramas de un árbol.

Estoy segura de que nadie se ha dado cuenta todavía de la divertida escena que contiene esta imagen.

No es fácil verla, para ello, hay que saber percibir el mundo en clave alzhéimer. Y tener la habilidad de ver lo que otros no ven…

Resulta que en la esquina inferior derecha, un pájaro-hoja conversa cara a cara sobre una rama con un insecto-hoja de color verde pálido.

Me entra la risa cuando los descubro.

¿Sobre qué estarán conversando?, me pregunto.

Había previsto terminar el artículo en el párrafo anterior, pero he decidido seguir, sin modificar ni una coma de lo que ya había escrito, con el propósito de divertirme contando cómo estalle en una carcajada hace pocos días, mientras conversaba con mi padre sobre esta imagen, después de haber escrito sobre ella.

Siempre trato de hacerle partícipe de mis jueguecitos creativos, como los llama él, así que días atrás le había enviado la foto para saber si él veía lo mismo que yo. Y no fue así exactamente. Conversamos por teléfono y aunque percibía un pájaro también me hablaba de un monstruo y algunas ideas inconexas, así que dejé que el tema se desvaneciera. En directo creo que hubiera sido más fácil.

Sin embargo, una vez tenía escrito lo que ha acabado siendo la mitad de este artículo, decidí volver a sacar el tema por teléfono y le conté que gracias a él he desarrollado una capacidad especial para ver pájaros-hoja y otras cosas que habitualmente la mayor parte de gente no ve. Añadí que le estoy muy agradecida porque contribuye al desarrollo de mi creatividad.

Y seguí contándole que examinando una foto que había hecho días atrás, de unos frutos de miraguano colgando de un árbol, me había dado cuenta de que en la foto había un pájaro-hoja y un insecto-hoja conversando cara a cara en una rama.

¿Y de qué hablan? – me preguntó.

Su pregunta fue el detonante de mi carcajada. Sencillamente porque ambos nos habíamos preguntado lo mismo. Coincidencias genéticas, me dije. Ambos andamos igual de locos o creativos…

Entre risas, le pregunté: ¿y tú qué crees? ¿De qué pueden estar hablando un pájaro-hoja y un insecto-hoja?

Tardó poco en contestar:

Aiii -, me dijo con voz guasona y pausada, – es el pájaro el que habla, le está contando al insecto lo difícil que anda en este momento la vida pajaril …

Mi carcajada fue in crescendo. Tal vez sea difícil entender el momento de mágica complicidad que establecimos en aquel momento: supe que acababa de tener un momento de proyección exquisita, con el sentido del humor que le ha caracterizado toda la vida, y me estaba hablando de sí mismo: su vida de pájaro anda complicada…

Su risa emergió también al otro lado del teléfono y seguimos un buen rato. Es recíprocamente contagiosa y a los dos nos sienta siempre de maravilla.

El vuelo de la Macroglossum stellatarum

 

He salido al jardín con la cámara para hacer una fotografía de un frutal en flor que ya empieza a perder sus pétalos rosados y me he encontrado una mariposa muy curiosa libando el néctar de sus flores: su vuelo recuerda el de un colibrí.

Su nombre científico es Macroglossum stellatarum. Coloquialmente se la conoce con el nombre de esfinge colibrí. Pertenece a la familia de los esfíngidos, del orden de los lepidópteros.

Los lepidópteros, que incluyen las mariposas, pueden presentar tres tipos de vuelo: planeado (con las alas quietas y extendidas), batido (con las alas moviéndose a baja frecuencia, por debajo de los 20 HZ), y vibrado (con movimiento rápido de las alas por encima de los 20 HZ).

«HZ» es el símbolo del Hertz, la unidad de medida de la frecuencia y equivale a decir: un suceso por segundo.

La Macroglossum tiene un vuelo exclusivamente vibrado, que es poco frecuente entre los lepidópteros. Bate las alas más de 20 veces por segundo y esto le permite acelerar y maniobrar con facilidad y le confiere una ventaja porque puede quedarse inmóvil en el aire y libar las flores con su larga espiritrompa, sin necesidad de posarse encima.

Mientras observaba el ejemplar que he sorprendido, he intentado hacer alguna fotografía, aunque resulta complicado debido a su rapidísimo vuelo. Después de sobrevolar las flores del frutal se ha dirigido hacia un macizo de Dimorphotheca que está empezando a florecer. Lo he atrapado justo cuando hacía el cambio: haced clic sobre la imagen y observad su silueta en la esquina derecha superior:

He disparado muchas veces la cámara mientras la mariposa libaba las flores de Dimorphotheca desde el aire, suspendida sobre ellas. He seleccionado tres fotografías:

Mueve tan rápido las alas que es difícil tomar buenas imágenes.

Un rato después he estado leyendo sobre esta curiosa mariposa que vuela como un diminuto colibrí y he contrastado la información de estos dos libros:

 

También he hecho fotos de las imágenes de Macroglossum que aparecen en ambos libros. Os ayudarán a identificarla si alguna vez veis una.

 

Guia de mariposas. Grijalbo Pág. 91
Història Natural del Païssos Catalans. Artròpodes II. Pág. 404