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Loti y el rincón de pájaros

 

En cuanto tuve claro que tenía que cambiar de estrategia y centrar la atención en un libro de Pierre Loti que mi padre trata de leer y que perteneció a su padre, lo primero que hice fue arreglarle el lomo, que se había despegado y amenazaba con extraviarse.

Fue una maniobra amable centrada en el libro y en mi padre. Ambos son muy valiosos y me propongo cuidarlos. El libro lo es para él. Y él lo es para mí. Después de encolarlo y tenerlo sujeto unas horas con gomas elásticas, parece que ha quedado en mejores condiciones. Me refiero al libro, claro está.

Que decidiera cambiar de estrategia, no significa que abandonara otros planes dirigidos a atraer la atención de mi padre sobre ciertas cosas agradables. El libro que le presté convive sin problemas con el de Pierre Loti y sé que ha dedicado algunos ratos a hojearlo, leerlo, estudiarlo o familiarizarse con él.

El propósito de dejarle el libro era por una parte intentar desviar su atención del de Loti, cosa que ya no voy a tratar de hacer, y por otra estimular su interés por los pájaros. El objetivo incluye, además del préstamo del libro, planes para colocar algunos elementos que los atraiga al magnolio (sector norte del jardín), para que él también se fije en ellos y desvíe la atención de la imagen inquietante que percibe cuando está en el exterior: una mujer a punto de caerse de una ventana (sector sur).

El propósito es por tanto crear un rincón de pájaros. Las maniobras para conseguirlo ya han empezado. Hace ya días reuní un par de herramientas sencillas, algunos materiales para montar una ristra de cacahuetes como las que yo pongo en casa y un soporte para colgar media manzana. Hubiera sido más fácil y rápido montar la ristra en casa y luego llevársela, pero me pareció mucho más interesante que participara en su construcción.

 

Nos instalamos en el jardín y trabajamos conjuntamente: yo perforaba los cacahuetes con un punzón y el los ensartaba en un alambre. La tarea le resultaba ardua y en algún momento le ofrecí ayuda, pero no la quiso.

– Tranquila muchacha, que yo soy perseverante…, me dijo.

En momentos como este me doy cuenta de que en muchas ocasiones los enfermos de alzhéimer expresan a la perfección lo que necesitan:

Que los que les rodean tengan paciencia y acoplen su ritmo al de ellos, que suele ser más lento y pausado.

Que vayan lentos, extraordinariamente lentos incluso, no significa que no puedan hacer determinadas cosas, sólo necesitan invertir más tiempo, mucho más tiempo a veces, que otras personas.

Eso desespera a los que van a otro ritmo, entre los que me incluyo. Como él no puede cambiar su ritmo y yo sí puedo, cuando me di cuenta, inspiré y exhalé tranquila y relajadamente, entre cacahuete y cacahuete. La ristra pronto estuvo lista para ser instalada.

Días atrás, realizando algunas maniobras de distracción a las que me referiré en otro momento, encontré unos recipientes de cristal amarillo muy apropiados para convertir en bebederos. Se los enseñé y le gustó la idea de llenar uno de agua y colgarlo. Nos dimos cuenta al hacerlo de que la luz, al incidir en el cristal, produce un bonito efecto.

El rincón admite todo tipo de elementos, así que decidimos chinear en busca de objetos atractivos que pudiéramos incorporar a las ramas del magnolio.

La excursión al bazar supuso, como siempre, tener ocasión de ver mil y un cachivaches y de dialogar sobre asuntos diferentes.

Encontramos una casita colgante para pájaros , en el sector dedicado a la fauna y junto a ella un hotel para insectos con el mismo aspecto de casita, construido también con materiales naturales. Le expliqué en qué consistía y para qué se utiliza y le comenté que llevo tiempo observando un interés creciente por atraer insectos, en vez de considerarlos animales dañinos y molestos.

Después de bromear un rato y contrastar opiniones convinimos que era preferible no adquirir un hotel de tales características. Atraer pájaros es una cosa, pero tener una colonia de insectos viviendo en un hotel construido exprofeso, no acaba de encajar con algunas aspiraciones familiares.

La casita que escogimos lleva días colgada del magnolio junto a una incipiente flor. Hemos incorporado otros elementos que aún no he tenido ocasión de fotografiar. De momento no tengo claro si los pájaros se sienten atraídos por el rincón, pero sí sé que mi padre está fascinado con el libro que le presté. Ayer, durante nuestra conversación telefónica diaria, me habló de él espontáneamente y de cómo lo está disfrutando. Tiene intención de comprárselo porque alguien que no recuerda exactamente quien es, se lo ha dejado y cree que tendrá que devolvérselo pronto.

Comentamos lo fabuloso que resulta que alguien te preste un libro interesante. Y seguimos haciendo planes para el rincón de pájaros y hablando de muchas otras cosas, entre ellas del tilo, que se yergue majestuoso a la derecha del magnolio. Hace unos días, sobre una de sus ramas había un pájaro de cuatro patas boca abajo y uno de dos patas encima, presumiblemente molestándolo…

Estrategias

 

Ando concentrada en diseñar estrategias: de disuasión, de distracción, de orientación espacial y temporal, de selección de posibles focos de atención, etc. El repertorio es amplio y continuamente barajo hipótesis en torno a todas ellas.

He consultado el significado de la palabra estrategia en el diccionario de la Real Academia Española, la RAE.  Descarto la siguiente definición:

3.f. Mat. En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento.

El alzhéimer no es matemático ni sigue ningún proceso regulable.  No hay conjunto de reglas que valgan. Resulta muchas veces imposible saber qué decisión va a ser óptima en cada momento.  Funciona la imaginación, la creatividad, la espontaneidad, la flexibilidad y especialmente, la emoción. Son conceptos que no se pueden expresar mediante algoritmos (creo que no es la primera vez que lo escribo).

Yo uso la palabra estrategia en el sentido de esta acepción:

2.f. Arte, traza para dirigir un asunto.

Pienso en estrategias a raíz de haber escrito el otro día, sin proponérmelo, sobre las maniobras de orientación que diariamente realizo cuando inicio la conversación telefónica con mi padre.

Me he dado cuenta de que constantemente trato de poner en juego estrategias diversas para hacer frente al deterioro progresivo de sus facultades cognitivas. Incluyen un buen repertorio de acciones posibles que no logro incrementar, sólo mantener a duras penas. Lo que servía hace unos días hoy ya no sirve. El proceso exige innovar constantemente para adaptarse a los cambios que se van produciendo.

El propósito principal de todas las estrategias es cuidarlo. Cuidarlo en un sentido amplio y profundo que me resulta complejo tratar de explicar. Sólo quiero destacar ahora dos ideas:

Equivale a tratar de proporcionarle tranquilidad paz y sosiego, mientras su identidad, la de los demás y el mundo fragmentado en el que habita, se desintegran paulatinamente.

Equivale también a tratar de preservar su dignidad.

Las estrategias que pongo en marcha tal vez sirvan de inspiración a otras personas. Tengo la impresión que se pueden transferir a otros escenarios. Las posibilidades dependen de los paralelismos que cada persona pueda establecer entre lo que yo vivo, percibo, siento y escribo y su propia experiencia, sea la que sea.

Llevo días tratando de imaginar cómo llevar a cabo alguna acción sencilla que logre fijar su atención en algo que pueda resultarle mínimamente agradable y atractivo, y a los demás, razonable. Me gustaría poder desviar su atención de una imagen que ha construido su cerebro (lo digo con todo respeto) y que aparece de forma recurrente cuando su mirada vaga por el jardín sin un objetivo concreto y se queda prendida en un lugar lejano de la casa de un vecino. La imagen en cuestión, la que él percibe, consiste en una persona (generalmente una mujer) colgada de una ventana a punto de caerse o de saltar. Le produce desasosiego.

La que yo percibo consiste en un conjunto de tubos de canalización de agua y algunos cables del tendido eléctrico, bajo el tejado, en una esquina de la casa.

Tengo que hacer un inciso obligado e imprevisto: !!! acabo de ver a la persona que quiere saltar!!!  El descubrimiento lo he hecho en el momento de incorporar esta foto a la página y va a afectar el párrafo siguiente. Léase como si este inciso no existiera y daré cuenta del feliz descubrimiento en otro momento.

He recurrido a todos los trucos que hasta ahora me habían dado resultado con los Pájaros-Hojas: achinar los ojos, desenfocar la vista, ladear la cabeza, mirar desde la misma posición que lo hace él, mirar sin querer ver, mirar queriendo ver, hacer fotografías y verlas repetidas veces después. No he tenido éxito, no consigo percibir a la persona que le parece que está a punto de caerse de la ventana y que le genera intranquilidad.

Un tímido intento de hablar de ilusiones ópticas, extraordinarias facultades de visión, y también de tubos de agua, no ha dado tampoco resultado alguno. Tal vez haya oído mis argumentos expuestos con mucho tacto, pero le han entrado por una oreja y le han salido por la otra, como se dice popularmente, sin haber dejado huella alguna. Es la mujer que está a punto de saltar la que ha dejado huella.

Me gustaría poner en juego alguna estrategia de distracción y tratar de cambiar el foco de atención cuando salga al jardín, de manera que exista un propósito, por pequeño que sea, que oriente su mirada.

Llevo también días pensando en cómo desviar su interés por una novela que trata de leer. Es de Pierre Loti. Creo que el libro perteneció a su padre y no tengo ni idea de cómo ha aparecido como texto de lectura. Sí sé que tratar de leerlo lo induce a confusión. Días atrás estaba preocupado porque por error habían incluido su nombre en una lista y ello significaba tener que irse a África unos días… La biografía de los personajes se confunde con la suya propia.

En mi cabeza todo se funde y se confunde, en sintonía con la situación. Le doy vueltas a una estrategia que incluye diversas maniobras:

1.Planeo dejarle un libro:  

Tal vez así se olvide del libro de Pierre Loti y piense en pájaros, en árboles, en casitas, comederos, bebederos…O tal vez no.

2.Tengo la intención de construir (si puedo, con su ayuda) algún elemento sencillo que podamos instalar para tratar de atraer pájaros a su jardín.

Es posible que así cuando esté en él tenga algo concreto y específico que le interese mirar y tal vez se olvide de la mujer que está a punto de caerse. Ojalá fuera así…

3.Pienso en tratar de incorporar como tema de conversación frecuente y habitual a los pájaros reales, además de mantener bien vivos a los Pájaros-Hojas

Creo que me dará pie a proponer diálogos telefónicos, actividades de observación, a contagiar y compartir observaciones e ilusiones, etc.  

 La estrategia tiene en cuenta varias cosas:

  • Aunque él ya no se acuerda, los pájaros siempre le han gustado e interesado. Tiempo atrás ya habíamos instalado algún comedero en la parte de atrás del jardín, en una zona que ahora piensa que no pertenece a la casa que habita. Tengo la impresión que tal vez podamos revivir algunas emociones agradables
  • A mí los pájaros también me atraen y me siento capaz de hablar sobre ellos el tiempo que haga falta sin cansarme ni aburrirme. Y también me siento capaz de escuchar las veces que haga falta, el mismo relato sobre cualquier asunto pajaril que él quiera explicarme.
La clave está en tener un tema para compartir. Aunque lleguemos a él a través de una estrategia de distracción, podemos tratar de convertirlo en mucho más que una mera distracción.

Se desvanecen las expectativas en torno a una fresa

 

Este es el apetitoso aspecto que presentaba la fresa el día que la colgué. Pensé que tal vez resultaría  ser un delicioso bocado para los pájaros que visitan el jardín.

No ha resultado ser así.

Durante la semana ha habido algún instante de súbita expectación al observar a algún individuo posarse cerca de la fresa. Tuve la sensación en algún momento de que el soporte colgante donde la ensarté exigía ejercicios de equilibrio de máxima dificultad, así que lo acerqué al sombrero de uno de los comederos, para que la pudieran picotear cómodamente posados sobre éste.

Mi esmero ha servido de poco.

El aspecto que presentaba ayer la fresa después de 8 días colgada a la intemperie, expuesta a sol, lluvia y viento, no requiere foto, basta una sencilla descripción: ya no tenía nada de apetitosa. Una inspección visual de proximidad revela que no ha sufrido agresión alguna. No presenta señales de haber recibido siquiera un mordisco.

El poco interés que ha suscitado la fresa (aunque hacía muy bonita colgada) lo he visto compensado con la aparición de un macho de curruca capirotada en el espacio del jardín especialmente dedicado a los pájaros.

Lo he avistado muchas veces a lo largo de la semana, disfrutando de las manzanas. El día 27 de febrero a las 14:12 tuve ocasión de fotografiarlo en plena acción. Presento prueba documental:

El por qué hasta hace pocos días no había podido ver a ningún macho, ni en el jardín, ni interesado por las manzanas, es un misterio. Lo cierto es que ahora ya no estoy nada convencida de que las hembras de currucas se sientan más atraídas por la fruta que los machos. No sabría decir con qué frecuencia he visto a unos y a otras picoteándolas, pero podría ser que fuera similar.

Días atrás me planteé cómo recoger datos para poder comprobar mis suposiciones. Tengo pendiente dibujar a los machos de las dos especies de curruca que he estado observando para poder seguir haciendo planes. Y deberé tener en cuenta también que ellos comen grano y a ellas todavía no las he visto hacerlo…

Desayuno de domingo

 

Tres días después de afirmar que no tenía intención de cambiar las manzanas para que quien quisiera fruta se animara a picotear la pera, he vencido mis reticencias a renovar las golosinas del jardín.

Tengo motivos más que suficientes para haber cambiado de opinión:

  • Ya he pillado a un simpático herrerillo en plena acción y queda documentado a través de las fotografías que por lo menos una de las especies que visita el jardín, come pera:
  • También he podido observar a un carbonero común picoteando la pera, aunque no he podido hacer ninguna fotografía.
  • Llevo días sin ver a las hembras de las dos especies de currucas y el macho de la cabecinegra aparece ocasionalmente. A mí lo que más me gusta es disfrutar de ver el rincón de los comederos, lleno de pájaros.
  • Si comparo el precio de ambas frutas, me compensa seguir colgando manzanas, dado que además parece que los pájaros las prefieren a las peras.

Aprovecho que es domingo y me dispongo a preparar un desayuno digno de este día de la semana. Ayer compré fresas. Pienso que una fresa tal vez sea una golosina extra interesante… Sin embargo, necesitaré un soporte especial para poder ensartarla y que la pueda colgar sin peligro de que se caiga, porque tiene poca consistencia. Tengo una idea y acabo montando el taladro y sacando algunas herramientas para preparar el desayuno.

He aquí el resultado:


El soporte para la fresa ha quedado estupendo (falta saber si funcionará como creo que lo hará). La mitad de un fruto de jacarandá me ha servido para hacer una especie de platito individual. He puesto también una pieza de madera debajo, a juego con la fresa, para sujetar bien el alambre donde la he ensartado.

Cuando acabo de escribir estas líneas ya ha empezado el festín en el jardín, pero la fresa aún no la he colgado. Quiero esperar el momento en que pueda acechar un rato con la cámara en mano…

Por si alguien se pregunta qué ha pasado con las peras …

Por si alguien se pregunta qué ha pasado con las peras, hago a continuación un breve resumen:

  • Compré tres peras el sábado 11 con la intención de saber si las currucas y otras especies que visitan el jardín se sienten atraídas por ellas.
  • Una pera, se la comió una amiga el jueves 16.
  • Otra pera sigue madurando, aunque parezca mentira.
  • La tercera pera la corté por la mitad el día 20, hace tres días. La mitad inferior lleva colgada desde entonces en el jardín. La superior pasó a formar parte de los ingredientes de la ensalada, ese mismo día.

  • No he visto a ningún pájaro acercarse a la pera hasta hoy. Sin embargo, esta mañana una inspección visual a distancia me ha hecho pensar que alguien la había probado.
  • Una inspección posterior, de proximidad, me ha confirmado que probablemente algún pájaro le ha hincado el pico. La siguiente fotografía constituye una prueba documental:

  • Minutos después he sorprendido a un herrerillo común picoteando la pera. No me ha dado tiempo de hacerle ninguna fotografía.

¡Bravo herrerillo! En casa tenemos la impresión de que esta especie es la más curiosa y osada de las que visitan el jardín. Es siempre la primera que se acerca y se atreve a probar, cualquier novedad que se les ofrezca.

¿Quién será el próximo?

Un último punto a añadir al resumen anterior:

  • Las manzanas que ahora tengo colgadas en el jardín están ya en la piel. De momento, no tengo intención de renovarlas. Si a alguien le apetece picotear fruta tendrá que animarse a probar la pera…

 

Caen por tierra algunas suposiciones

 

El último artículo dedicado a la observación de las currucas en el que ponía de relieve mi interés por averiguar cuáles son las apetencias alimentarias de los machos y hembras de dos especies diferentes, lo escribí hace ya más de una semana.

Durante estos días he tenido ocasión de hacer observaciones irregulares, pero no de escribir sobre lo que he visto. A continuación, expongo lo que considero más relevante de lo que he observado hasta el pasado sábado, 18 de febrero:

1-Las hembras de ambas especies visitan con asiduidad las manzanas que cuelgo en el jardín.

Hembra de curruca de casquete
Hembra de curruca cabecinegra

 

 

 

 

 

2-No he visto ningún macho de curruca capirotada visitando el comedor comunitario que tengo instalado en el jardín.

3-He visto machos de curruca cabecinegra interesados por otros alimentos (semillas y manteca) y creo que lo puedo afirmar utilizando el plural porque al menos he visto dos machos diferentes, dado las diferencias visibles que en ellos he podido observar, en cuanto a la forma y el tamaño. Ninguno se ha interesado por las manzanas.

Macho de curruca cabecinegra

 

4-Los machos de ambas especies no parecen interesados en las manzanas dado que no he podido observar a ninguno comiéndoselas.

Sin embargo, el sábado cayeron por tierra alguna de mis suposiciones: vi por primera vez un macho de curruca cabecinegra picotear con voracidad una manzana. Tuve tiempo de atraparlo con la cámara en plena acción:

 

Las imágenes no dejan lugar a dudas. La afirmación siguiente revoca una parte del punto 3, y todo el 4. Los puntos 1 y  2 no quedan afectados:

5-Hay al menos un macho de curruca cabecinegra, de los que visitan el jardín, que se siente atraído por las manzanas y se las come.

Y termino con una última afirmación que no contradice ninguno de los puntos anteriores, y una nueva pregunta:

6-Mientras que he visto un macho de curruca cabecinegra comiendo manzana y también semillas (solas y mezcladas con manteca) y grasa de jamón enhebrado, no he visto a ninguna hembra de la misma especie interesarse por estos alimentos. A ellas las veo siempre sobre las manzanas.

¿Cómo se puede explicar esta diferencia que observo en las preferencias alimentarias de los machos y hembras de currucas cabecinegras?

 

¡Esta manzana bate el récord! Y yo me pregunto…

 

¡Esta manzana, bate el récord! Mirad como la han dejado los pájaros. Se han comido incluso la piel, cosa que no recuerdo haber visto nunca hasta ahora. Y yo me pregunto …

¿Será porque el soporte de esta manzana tiene en el extremo un trozo de tapón de corcho en vez de otra pieza que tengo colocada en otros soportes y que consiste en una semilla natural de origen tropical?

La sección redonda del tapón de corcho coincide con la porción de manzana que han dejado sin comer.

 ¿Será que el tapón les ha dado a los pájaros mayor estabilidad a la hora de subirse a la manzana y por eso la han podido aprovechar mejor?

La semilla termina en punta y hace que la manzana se tambalee. He visto a los pájaros encaramarse sobre la piel reseca que va quedando a medida que se comen la pulpa.

 ¿La manera en que comen la manzana estará condicionada en alguna medida por el soporte donde está colgada la manzana?

¿O será que esta manzana la he dejado colgada más tiempo que las otras? ¿O …?

Observar siempre hace que me pregunte cosas. Y no me importa muchas veces no tener respuesta para todo lo que me pregunto. Lo que encuentro realmente interesante y también divertido es hacer preguntas. Es lo que posibilita comenzar cualquier proceso de investigación.  Sobre manzanas, peras, tapones de corcho o cualquier otra cosa, el mundo está lleno de cosas y fenómenos sobre los que pienso que vale la pena interrogarse.

Es una lástima que en general la educación ponga énfasis en pedir a niños y jóvenes que respondan a las preguntas que formulan los maestros, en vez de hacerlo al revés. Deberían ser los maestros quienes tan a menudo como fuera posible respondieran las preguntas de los niños y las suyas propias también.

Cuando he descolgado el resto de esta manzana me he dado cuenta que los pájaros han respetado los receptáculos que contienen las semillas de esta fruta, dispuestos en forma radial, como mostraba hace unos días, y han ido comiendo la pulpa que los rodea, como si hubieran esculpido una estrella de cinco puntas con el pico.

 

Mientras maduran las peras…

 

Mientras maduran las peras que compré el sábado, con el objetivo de hacer una prueba y averiguar si les apetece a las currucas y a otros pájaros que visitan el jardín, la media naranja sigue colgada al exterior.

Llevo días pensando en si estaré identificando bien a la hembra de curruca cabecinegra. Con la curruca capirotada no tengo dudas porque la diferencia es muy evidente. El casquete del macho es totalmente negro y en cambio el de la hembra es de color marrón. También he observado diferencias en la forma. El macho es más estilizado y la hembra más redondita.

Con la curruca cabecinegra la diferencia radica principalmente en el color del dorso. El macho lo tiene gris oscuro y la hembra de color pardo, pero esta es la descripción que aparece en la guía de aves que utilizo para hacer consultas y sé por experiencia que una cosa son las descripciones escritas y otras reconocer los rasgos distintivos de cada especie al natural.

Las dudas me han llevado a consultar la guía repetidas veces, y aunque estoy prácticamente convencida que he identificado correctamente a las hembras comedoras de manzana me había dicho a mí misma que lo mejor sería ver un macho para ver las diferencias y poder constatar que estoy en lo cierto.

Agradezco a los pájaros que frecuenten los comederos cuando estoy en la cocina. A las 13:47 un movimiento al exterior ha captado mi atención y me ha dado tiempo de estirar el brazo y agarrar la cámara de fotos, que suele pasar muchas horas en la cocina, en esta época del año.

Un macho de curruca cabecinegra acababa de posarse sobre el jazmín y se ha dirigido ¡directo a la naranja! He disparado la cámara pensando que iba a conseguir un doble objetivo: fotografiar un macho y captar a un visitante picoteando la naranja. Ha sido un momento de máxima expectación, las siguientes imágenes lo demuestran:

Sin embargo, la naranja ha sido el trampolín hacia un coco que tengo colgado y que hacía ya un buen rato había rellenado con una pasta de manteca de cerdo, semillas y otras delicatessen.

Aunque no he podido captar la escena con la cámara, instantes después, lo he visto introducir el pico en el coco y salir acto seguido volando con una pizquita de manteca adherida en él.

Un rato más tarde se ha posado una hembra sobre una de las manzanas. He disparado la cámara y la he pillado. Creo que a partir de las fotografías podré comparar y observar las diferencias de coloración, y cuando las descargo, compruebo con satisfacción que efectivamente todos estos días atrás, sobre las manzanas, he estado observando exclusivamente a hembras. Tal como describe la guía, ellas tienen el dorso pardo grisáceo, y observo también que su casquete es de color gris oscuro en vez de negro intenso.

De manzana a manzana y picoteo porque me toca

 

Empiezo a preparar lo necesario para llevar a cabo el ejercicio de observación que me he propuesto llevar a cabo, con el fin averiguar si las currucas y otras especies de pájaros que frecuentan el jardín sienten interés por las naranjas, dado que no tengo en este momento peras en casa.

El sistema de sujeción se puede aplicar a cualquier tipo de fruta que se pueda cortar por la mitad.  El aspecto que presenta la media naranja una vez instalada al exterior:

No he anotado los momentos del día en que he hecho observaciones. Han sido absolutamente aleatorios e inconstantes y han coincidido especialmente con los momentos en que he estado en la cocina.  Sin embargo, cuando hago fotografías, queda registrada en ellas la hora exacta en la que las he realizado y ello me permite luego precisar y reconstruir sin dudas algunos acontecimientos:

!A las 11:08 capto a una hembra de curruca capirotada a pocos centímetros de la media naranja… momento de expectación absoluto! ¿Será que va a posarse sobre ella y a introducir su pico en la jugosa pulpa?

 

 

 

 

Pues no… sin haber mostrado ningún signo de interés por la naranja, da un saltito y aterriza sobre la manzana que pende de la punta de la caña, que a esta hora ya se ha quedado fuera del alcance de los rayos del sol .

Al otro extremo de la caña pende otra manzana que está siendo también picoteada por una curruca cabecinegra .

En cuanto acaba su turno y emprende el vuelo, la primera curruca cambia de manzana y la reemplaza: de manzana a manzana y picoteo porque me toca, pienso acto seguido. Me he acordado del juego de la oca: se ha saltado la naranja, que queda entre ambas manzanas, como si de una casilla se tratara.

La inspección ocular de la naranja tras un dia de observación infructuosa, en el sentido de no haber visto ningún individuo encima, me llevan a afirmar que no parece que las naranjas sean un alimento atractivo para ninguna de las especies que visitan el jardín. No obstante dejaré la naranja colgada unos días. Introducir nuevos alimentos exige a veces, paciencia y tesón.

 

Planear la recogida de datos

 

Mientras ando ocupada en otras cosas, pienso en la curiosidad que me ha suscitado saber si son las hembras de dos especies de currucas diferentes, las que se sienten más atraídas que los machos, por las manzanas que les suelo ofrecer.

Me he propuesto recoger datos y  cojo lápiz y papel para poder valorar algunas de las cosas que he pensado:

  • Dibujo una manzana, y después, 4 más.

 

 

 

 

  • Dibujo una curruca capirotada  y una  cabecinegra, ambas  hembras.

  

 

 

  • Hago el esbozo de una gráfica para anotar el número de veces que veo a una hembra posada en 1 manzana, o, ¿en 1 de las 4? Una columna para cada manzana. Una fila para cada especie de curruca.

Ahora que escribo me doy cuenta de algo: He dicho que me iba a esforzar por observar machos y no los he dibujado. Inconscientemente, debo haber dado por sentado que ellos no van a aparecer y no les he dado espacio. Dejo por escrito la reflexión y planeo hacer dos dibujos más.

  • Pienso en el momento del día en que voy a realizar la observación y dibujo un reloj, dos, y tres, indicando posibles horas y luego añado un “5’” (de forma arbitraria) para indicar la duración de cada observación.

He descartado recoger datos sobre otras especies que picotean las manzanas con asiduidad, por la dificultad que supone identificar con facilidad a machos y hembras, a efectos de saber si son ellas las que se sienten más atraídas por la fruta. También podría ser que la apetencia por las manzanas se manifieste de forma diferente según cada especie.

Vuelvo a centrarme en las currucas. Y en la fruta. Y me pregunto si las currucas se sentirán atraídas por otras frutas que no sean manzanas.

  • Dibujo una manzana, una pera y una naranja y me las imagino cortadas por la mitad, a punto para ser colgadas.

No tengo peras en casa. Manzanas y naranjas, sí.

Esto se complica. Ahora en cada columna de la gráfica que he empezado a esbozar podría haber una fruta diferente.

No importa, no hay prisa, lo que me gusta es disfrutar de la observación de los pájaros en libertad, y decido que el próximo paso va a consistir en colgar media naranja y OBSERVAR.