¿Compartimos? Un rato tú, un rato yo…

 

He comentado que dejar una o más manzanas en el estado que muestra la siguiente fotografía, es producto de un trabajo de colaboración.

No todas las especies de pájaros que visitan el jardín se sienten atraídas por la pulpa de esta fruta. Las preferencias cambian según las especies, y hay quien tiene dietas más variadas que otros.

Me resulta especialmente simpático ver cómo los pájaros hacen relevos para comer las manzanas, sin que ello provoque grandes conflictos entre ellos. A veces llega algún nuevo pretendiente de la fruta mientras otro anda picoteando la pulpa y éste, bien le cede el privilegio al recién llegado, o bien realiza un gesto intimidatorio que da a entender al otro que tiene que aguardar su turno. No puedo decir que haya observado hasta el momento a nadie enzarzándose en una pelea en el aire por la posesión de una manzana. Da la sensación que existe un acuerdo tácito entre ellos: un rato tú, un rato yoy nos vamos turnando, así que no sólo colaboran en la labor de dejar la manzana literalmente en la piel, si no que también comparten sin problemas la golosina que tienen a su disposición.

Trataba de ilustrar la observación con algunas fotografías que mostraran la alternancia de visitantes, y como hago habitualmente, disparé la cámara numerosas veces para asegurar alguna toma nítida e interesante. Luego seleccioné estas dos fotografías y me di cuenta de que aparece una nueva especie que aún no había aparecido en los anteriores relatos de esta sección naturalista. Se trata de la curruca cabecinegra, de la familia de los sílvidos, (igual que la curruca capirotada), con un rasgo distintivo característico: un anillo ocular de intenso color rojo. Ambas especies de currucas presentan dimorfismo sexual (diferencias de tamaño y coloración entre ejemplares de ambos sexos).

Curruca capirotada
Sylvia atricapilla
Curruca cabecinegra
Sylvia melanocephala

 

 

 

 

 

Los dos ejemplares de las fotografías son hembras y me he dado cuenta de que son las únicas que he conseguido ver encima de las manzanas después de repasar decenas de fotos. Ello ha hecho que me preguntara:

¿Habrá algún motivo que impulse a las hembras de estas dos especies de currucas a alimentarse de manzana, mientras que parece que a los machos no les interese o atraiga especialmente? ¿Tiene la manzana algún tipo de nutriente que las hembras aprecian, por algún motivo determinado?

Estas preguntas van a condicionar, por lo menos unos días, mis observaciones: ¿Qué número o proporción de machos y hembras de currucas observaré los próximos días encima de las manzanas? 

A esta la he pillado, (y me ha costado), sobre otra de las manzanas que tengo colgadas, después de sentir interés por el sexo de las currucas que se alimentan con esta fruta.  El anillo ocular rojo lo lucen machos y hembras. Sin embargo, ellas tienen el dorso de color pardo (como el ejemplar de la fotografía), mientras que en los machos es gris.

Hasta ahora el número de hembras avistadas encima de las manzanas supera al de los machos. La proporción en estos momentos es de 0 a 100% a favor de ellas (no recuerdo haber visto a ninguno). Quisiera poder revelar una proporción diferente, así que voy a esforzarme en avistar machos, y en recoger datos.

Pájaros-Hoja y Hojas-Pájaro

 

Los Pájaros-Hoja y los Hojas-Pájaro, habitan y revolotean en la cabeza de mi padre y han anidado en ella.

Así como la mayor parte de ideas que revolotean en su cabeza se desvanecen en décimas de segundo, los Pájaros-Hoja llevan tiempo instalados en alguno de los pocos circuitos memorísticos que todavía tienen capacidad para retener acontecimientos.

Yo creo que es la emoción la que aún mantiene la actividad de estos circuitos. En este caso la emoción se refiere a la inmensa CURIOSIDAD que han despertado en él esos extraños pájaros negros que se han pasado días y días (meses) pegados a una rama, hiciera viento o calma, sol o lluvia.

El primer Pájaro-Hoja apareció en el magnolio. Se pasó posado en una rama muchos días antes de descubrir que se trataba de un Pájaro-Hoja, y de que lo pudiera apresar con la cámara de fotos después de seguir la dirección en que apuntaba su muleta para indicarme con precisión el lugar donde presumiblemente andaba posado.

No se puede negar que da la impresión de estar a punto de emprender el vuelo

Los siguientes Pájaros-Hoja, que ya no eran uno, sino muchos, una bandada entera, tardé en encontrarlos. Por mucho que intentaba seguir sus indicaciones espaciales, su visión parecía ser producto de una auténtica fantasía. Hasta que me di cuenta de que tal vez lo que hacía falta es que yo cambiara mi punto de vista, por el de él. Ello implicó que yo pasara a ocupar su sillón y tratara de situarme en su misma posición, (la que adoptaba cuando observaba a los Pájaros-Hoja posados).

El segundo cambio, imprescindible para poder finalmente verlos posados sobre una de las ramas de la morera de la casa del vecino, se me ocurrió al pensar en dos conceptos que tienen que ver con la visión: claro y borroso. Pensé que, a veces, cosas que uno ve de forma muy clara, otras personas las ven borrosas, y al revés. Así que en vez de tratar de ver claro, traté de ver borroso buscando el efecto contrario. Sentada en su sillón entrecerré los ojos forzando el desenfoque, después de haber orientado la vista hacia la morera y allí estaban: TODOS los Pájaros-Hojas que nadie más que él había logrado ver hasta el momento. Dispuestos a lado y lado de la rama, uno encima de otro.

Recomiendo achinar los ojos para ver esta imagen

Esa primera visión, que tal vez fue para mí, también una revelación, la traduje al instante a un esbozo a lápiz sobre papel. Sirvió para conectar automáticamente ambas visiones, la suya y la mía, y que él tuviera en aquel momento la certeza de que POR FIN, yo había visto los pájaros.

Tuve claro en aquel preciso momento que se abría un mundo de posibilidades de juego, creatividad, estímulo neuronal, refuerzo de la autoestima y lazos afectivos, que me propuse explotar.

No son pájaros, son Pájaros-Hojas !!!!!!!! – Exclamé. Y es increíble la capacidad que tienes de ver cosas que otras personas no son capaces de ver. Tienes un don natural para ver y reconocer cosas originales y bonitas donde otros ven cosas normales y vulgares y te agradezco que me hayas ayudado a verlos porque así ahora tenemos un magnífico tema de conversación y planes de observación.

Meses de Pájaros-Hojas y Hojas-Pájaro, que no son lo mismo, darán pie, más adelante, a otros relatos.

Mientras escribía me ha entrado curiosidad además por la frase popular que se utiliza para referirse a algunas personas: tiene la cabeza llena de pájaros. Me entra la risa, no lo puedo evitar, de repente imagino qué clase pájaros deben llenar algunas cabezas… estoy convencida de que hay una gran diversidad…

 

Si no habéis madrugado este domingo

 

Si no habéis madrugado este domingo (y vivís en la comarca del Maresme), no habréis podido ver y disfrutar de los increíbles cambios de coloración y aspecto que ha experimentado el cielo esta mañana.

Hoy, en vez de colgar una única fotografía, he decidido incluir una galería de fotos para mostrar la evolución del magnífico amanecer de este domingo 5 de febrero de 2017.

 

La primera fotografía la he hecho a las 7:27, la última a las 10:29.

Así queda una manzana…

 

Así queda una manzana después de ser picoteada por todas aquellos pájaros a los que les ha apetecido probarla.  El comedor comunitario que tengo instalado en el jardín está abierto las 24 horas del día y no excluye a nadie, la entrada es libre.

Dejar una manzana así, es el resultado de un auténtico trabajo de colaboración, así que el mérito es compartido. Este ha sido el último individuo que ha aprovechado los restos de la pulpa

Tras hacer la foto, he cambiado esta y otras manzanas. Cuando las cortas por la mitad, aparece un bonito dibujo formado por las semillas, en forma de estrella.

Así queda una tostada…

 

Así queda una tostada cuando una se pone a hacer fotos de pájaros mientras prepara el desayuno…

El ejemplar que me ha seducido a través de la ventana y que ha hecho que me despistara hasta que he visto salir humo de la tostadora, degustaba ávidamente una manzana cortada por la mitad, colgada de una caña de bambú.

Se trata de una curruca capirotada (Sylvia atricapilla). Su casquete de color pardo (el  píleo), indica que se trata de una hembra. Esta especie presenta una característica conocida con el nombre de dimorfismo sexual. Esto significa que machos y hembras de una misma especie presentan diferencias o variaciones de forma, color, tamaño, etc. El macho de la curruca tiene un píleo negro y es más grisáceo en general que la hembra. Algo que ambos exhiben es una fina ralla de color blanco bajo el ojo, como se puede apreciar en las imágenes.

 

La curruca que me ha cautivado esta mañana me ha entretenido un buen rato hasta que he conseguido atraparla con la cámara, sobre la manzana. No es fácil conseguir una buena toma, hay que disparar muchas veces y perseverar, anticipándose una fracción de segundo al movimiento que va a propiciar una imagen interesante.

Después del percance de la tostada he vuelto a coger la cámara mientras cocinaba a mediodía (con mucho cuidado y un ojo puesto en la cámara y otro en la olla) y he seguido disparando.

Más tarde, con la cocina ya recogida, y una taza de café, me he vuelto a quedar un rato embelesada viendo a la curruca picotear la manzana y a muchas otras especies disfrutando de otras golosinas.

En otro momento presentaré al macho de la curruca capirotada de hoy y explicaré cómo atraer carboneros, ofreciéndoles ristras de cacahuetes colgantes.