A menudo, a los cursos que imparto, asisten profesores y otros profesionales de escuelas y centros de educación especial, aunque el curso no esté dirigido específicamente a ellos. No les importa, se proponen aprovechar ideas de los ámbitos supuestamente normalizados, y lo consiguen. Y a mí tampoco me importa, todo lo contrario, me da pie a realizar una formación inclusiva en varios sentidos.
Trato de desarrollar y aplicar, siempre que puedo, la idea de que no es necesario hacer cosas especiales y diferentes en el marco de la educación especial. No hay que pensar en actividades «adaptadas» sino más bien en actividades derivadas de las capacidades y habilidades que cada cual tenga, sean las que sean.
A veces, cuando lo pienso, no logro tener claras las diferencias entre la educación especial y la que no lo es. La educación que da respuesta a las diferencias no puede ser uniforme y normal, debe ser irregular y especial. Y como todos somos diferentes, únicos y exclusivos, creo de verdad que toda la educación es ESPECIAL.
Ello no quita que en ocasiones cree e imparta cursos específicamente dirigidos a docentes y profesionales que trabajan en este campo. Los admiro profundamente.
Para mí, estos cursos son siempre un reto que asumo con gusto y un descubrimiento y aprendizaje inagotable sobre las posibilidades de las personas: discentes y docentes.
El curso escolar 1999-2000 diseñé e impartí en el Centro de Educación Especial Montserrat Montero de Granollers, un curso titulado: Una nueva forma de trabajar la plástica en la educación especial.
Para hacerme a la idea de la diversidad de alumnos con los que trabajan y las posibilidades que se abrían en el área de educación artística, pasé previamente un día entero en el colegio, rotando por diferentes grupos para tratar de tener una visión poliédrica del contexto, que me permitiera adecuar la formación, a la realidad. Recordaré siempre el día que pasé en la escuela, fue especialmente emotivo. Luego, tuve que investigar las posibilidades de trabajar con todo tipo de materiales comestibles dada la inclinación de los niños del centro a probarlo todo… Y con el tiempo, le he sacado mucho partido a dichos materiales.
El primer trimestre del curso escolar 2015-16 diseñé e impartí un curso en el MACBA, exclusivamente dirigido a profesorado de educación especial. Me inspiré en la exposición temporal que exhibía el museo: «Especies de Espacios», y en el libro de Georges Perec del mismo título.
El curso no tenía título … en algún momento del proceso que sufre un curso de estas características, desde que se concibe, se programa, se comunica y se imparte, se perdió y quedó sólo: Educación especial. Podría estar también en el apartado de arte contemporáneo.
Algunos de los conceptos que abordamos fueron: la seriación, la repetición, el tampón, la casa, el autismo. De aquí salté al Alzheimer
Las siguientes imágenes corresponden a algunas pruebas que hice para poder constatar posibilidades de materiales, de diseños, de propuestas de transformación, etc.
Una de las maestras que asistieron no era de educación especial, pero piensa que sus niños son especiales para ella y por tanto el curso se ajustaba a sus expectativas.
Persigo una idea que a veces consigo activar: tratar de estimular el contacto entre escuelas especiales y escuelas normales. O entre personas normales y personas especiales.
Cuando maestros especiales se cuelan en cursos normales y maestros normales en cursos especiales, hay posibilidades de tratar de estimular el contacto al que me acabo de referir.