Miraguano accidentado

 

Hasta ahora no he contado, que hace ya días, mientras jugaba con mi particular contenedor de milanos de miraguano, que alberga en estos momentos un sistema dinámico, tuve un accidente con un fruto de miraguano.

Muchos días atrás había recolectado unos cuantos frutos con diversos objetivos.  Dejé tres de ellos en la cocina, lejos de los rayos del sol, porque tengo la impresión de que sin sol no se llegan a abrir y quería observar la evolución que seguían. Sabía de antemano que me exponía a una invasión casera de milanos en cualquier momento, pero después de hacer un pacto conmigo misma decidí que valía la pena correr el riesgo.

Coloqué los frutos encima de una corteza de corcho a la que doy diferentes usos y la puse sobre unos recipientes destinados a recoger envases y papel para reciclar. Durante unos días todo fue perfecto y a pesar del movimiento a que sometía la corteza, al usar los contenedores, los frutos seguían intactos. Sin embargo, el impacto de una pieza metálica sobre uno de ellos a raíz de una caída accidental, hizo que éste se abriera súbitamente.


Me pareció absolutamente fascinante la forma en que las semillas empezaron a desprenderse y llegué a tiempo de tomar algunas fotografías:


También llegué a tiempo de encontrar una nueva campana contenedora y de encerrar el fruto recién abierto bajo ella.

Ha empezado un nuevo proceso dinámico. Esta campana no tiene orificio y he dejado un resquicio, colocando unos palillos debajo, para facilitar que la humedad que se condense en su interior acabe desapareciendo.


Pronto sabréis cómo han seguido evolucionando mis particulares sistemas dinámicos.

Los otros dos frutos siguen intactos y a la sombra, en la cocina. Tengo la impresión de que están menguando.