Archivo de la etiqueta: Observación

Mientras maduran las peras…

 

Mientras maduran las peras que compré el sábado, con el objetivo de hacer una prueba y averiguar si les apetece a las currucas y a otros pájaros que visitan el jardín, la media naranja sigue colgada al exterior.

Llevo días pensando en si estaré identificando bien a la hembra de curruca cabecinegra. Con la curruca capirotada no tengo dudas porque la diferencia es muy evidente. El casquete del macho es totalmente negro y en cambio el de la hembra es de color marrón. También he observado diferencias en la forma. El macho es más estilizado y la hembra más redondita.

Con la curruca cabecinegra la diferencia radica principalmente en el color del dorso. El macho lo tiene gris oscuro y la hembra de color pardo, pero esta es la descripción que aparece en la guía de aves que utilizo para hacer consultas y sé por experiencia que una cosa son las descripciones escritas y otras reconocer los rasgos distintivos de cada especie al natural.

Las dudas me han llevado a consultar la guía repetidas veces, y aunque estoy prácticamente convencida que he identificado correctamente a las hembras comedoras de manzana me había dicho a mí misma que lo mejor sería ver un macho para ver las diferencias y poder constatar que estoy en lo cierto.

Agradezco a los pájaros que frecuenten los comederos cuando estoy en la cocina. A las 13:47 un movimiento al exterior ha captado mi atención y me ha dado tiempo de estirar el brazo y agarrar la cámara de fotos, que suele pasar muchas horas en la cocina, en esta época del año.

Un macho de curruca cabecinegra acababa de posarse sobre el jazmín y se ha dirigido ¡directo a la naranja! He disparado la cámara pensando que iba a conseguir un doble objetivo: fotografiar un macho y captar a un visitante picoteando la naranja. Ha sido un momento de máxima expectación, las siguientes imágenes lo demuestran:

Sin embargo, la naranja ha sido el trampolín hacia un coco que tengo colgado y que hacía ya un buen rato había rellenado con una pasta de manteca de cerdo, semillas y otras delicatessen.

Aunque no he podido captar la escena con la cámara, instantes después, lo he visto introducir el pico en el coco y salir acto seguido volando con una pizquita de manteca adherida en él.

Un rato más tarde se ha posado una hembra sobre una de las manzanas. He disparado la cámara y la he pillado. Creo que a partir de las fotografías podré comparar y observar las diferencias de coloración, y cuando las descargo, compruebo con satisfacción que efectivamente todos estos días atrás, sobre las manzanas, he estado observando exclusivamente a hembras. Tal como describe la guía, ellas tienen el dorso pardo grisáceo, y observo también que su casquete es de color gris oscuro en vez de negro intenso.

De manzana a manzana y picoteo porque me toca

 

Empiezo a preparar lo necesario para llevar a cabo el ejercicio de observación que me he propuesto llevar a cabo, con el fin averiguar si las currucas y otras especies de pájaros que frecuentan el jardín sienten interés por las naranjas, dado que no tengo en este momento peras en casa.

El sistema de sujeción se puede aplicar a cualquier tipo de fruta que se pueda cortar por la mitad.  El aspecto que presenta la media naranja una vez instalada al exterior:

No he anotado los momentos del día en que he hecho observaciones. Han sido absolutamente aleatorios e inconstantes y han coincidido especialmente con los momentos en que he estado en la cocina.  Sin embargo, cuando hago fotografías, queda registrada en ellas la hora exacta en la que las he realizado y ello me permite luego precisar y reconstruir sin dudas algunos acontecimientos:

!A las 11:08 capto a una hembra de curruca capirotada a pocos centímetros de la media naranja… momento de expectación absoluto! ¿Será que va a posarse sobre ella y a introducir su pico en la jugosa pulpa?

 

 

 

 

Pues no… sin haber mostrado ningún signo de interés por la naranja, da un saltito y aterriza sobre la manzana que pende de la punta de la caña, que a esta hora ya se ha quedado fuera del alcance de los rayos del sol .

Al otro extremo de la caña pende otra manzana que está siendo también picoteada por una curruca cabecinegra .

En cuanto acaba su turno y emprende el vuelo, la primera curruca cambia de manzana y la reemplaza: de manzana a manzana y picoteo porque me toca, pienso acto seguido. Me he acordado del juego de la oca: se ha saltado la naranja, que queda entre ambas manzanas, como si de una casilla se tratara.

La inspección ocular de la naranja tras un dia de observación infructuosa, en el sentido de no haber visto ningún individuo encima, me llevan a afirmar que no parece que las naranjas sean un alimento atractivo para ninguna de las especies que visitan el jardín. No obstante dejaré la naranja colgada unos días. Introducir nuevos alimentos exige a veces, paciencia y tesón.

 

¿Compartimos? Un rato tú, un rato yo…

 

He comentado que dejar una o más manzanas en el estado que muestra la siguiente fotografía, es producto de un trabajo de colaboración.

No todas las especies de pájaros que visitan el jardín se sienten atraídas por la pulpa de esta fruta. Las preferencias cambian según las especies, y hay quien tiene dietas más variadas que otros.

Me resulta especialmente simpático ver cómo los pájaros hacen relevos para comer las manzanas, sin que ello provoque grandes conflictos entre ellos. A veces llega algún nuevo pretendiente de la fruta mientras otro anda picoteando la pulpa y éste, bien le cede el privilegio al recién llegado, o bien realiza un gesto intimidatorio que da a entender al otro que tiene que aguardar su turno. No puedo decir que haya observado hasta el momento a nadie enzarzándose en una pelea en el aire por la posesión de una manzana. Da la sensación que existe un acuerdo tácito entre ellos: un rato tú, un rato yoy nos vamos turnando, así que no sólo colaboran en la labor de dejar la manzana literalmente en la piel, si no que también comparten sin problemas la golosina que tienen a su disposición.

Trataba de ilustrar la observación con algunas fotografías que mostraran la alternancia de visitantes, y como hago habitualmente, disparé la cámara numerosas veces para asegurar alguna toma nítida e interesante. Luego seleccioné estas dos fotografías y me di cuenta de que aparece una nueva especie que aún no había aparecido en los anteriores relatos de esta sección naturalista. Se trata de la curruca cabecinegra, de la familia de los sílvidos, (igual que la curruca capirotada), con un rasgo distintivo característico: un anillo ocular de intenso color rojo. Ambas especies de currucas presentan dimorfismo sexual (diferencias de tamaño y coloración entre ejemplares de ambos sexos).

Curruca capirotada
Sylvia atricapilla
Curruca cabecinegra
Sylvia melanocephala

 

 

 

 

 

Los dos ejemplares de las fotografías son hembras y me he dado cuenta de que son las únicas que he conseguido ver encima de las manzanas después de repasar decenas de fotos. Ello ha hecho que me preguntara:

¿Habrá algún motivo que impulse a las hembras de estas dos especies de currucas a alimentarse de manzana, mientras que parece que a los machos no les interese o atraiga especialmente? ¿Tiene la manzana algún tipo de nutriente que las hembras aprecian, por algún motivo determinado?

Estas preguntas van a condicionar, por lo menos unos días, mis observaciones: ¿Qué número o proporción de machos y hembras de currucas observaré los próximos días encima de las manzanas? 

A esta la he pillado, (y me ha costado), sobre otra de las manzanas que tengo colgadas, después de sentir interés por el sexo de las currucas que se alimentan con esta fruta.  El anillo ocular rojo lo lucen machos y hembras. Sin embargo, ellas tienen el dorso de color pardo (como el ejemplar de la fotografía), mientras que en los machos es gris.

Hasta ahora el número de hembras avistadas encima de las manzanas supera al de los machos. La proporción en estos momentos es de 0 a 100% a favor de ellas (no recuerdo haber visto a ninguno). Quisiera poder revelar una proporción diferente, así que voy a esforzarme en avistar machos, y en recoger datos.

Así queda una manzana…

 

Así queda una manzana después de ser picoteada por todas aquellos pájaros a los que les ha apetecido probarla.  El comedor comunitario que tengo instalado en el jardín está abierto las 24 horas del día y no excluye a nadie, la entrada es libre.

Dejar una manzana así, es el resultado de un auténtico trabajo de colaboración, así que el mérito es compartido. Este ha sido el último individuo que ha aprovechado los restos de la pulpa

Tras hacer la foto, he cambiado esta y otras manzanas. Cuando las cortas por la mitad, aparece un bonito dibujo formado por las semillas, en forma de estrella.

Así queda una tostada…

 

Así queda una tostada cuando una se pone a hacer fotos de pájaros mientras prepara el desayuno…

El ejemplar que me ha seducido a través de la ventana y que ha hecho que me despistara hasta que he visto salir humo de la tostadora, degustaba ávidamente una manzana cortada por la mitad, colgada de una caña de bambú.

Se trata de una curruca capirotada (Sylvia atricapilla). Su casquete de color pardo (el  píleo), indica que se trata de una hembra. Esta especie presenta una característica conocida con el nombre de dimorfismo sexual. Esto significa que machos y hembras de una misma especie presentan diferencias o variaciones de forma, color, tamaño, etc. El macho de la curruca tiene un píleo negro y es más grisáceo en general que la hembra. Algo que ambos exhiben es una fina ralla de color blanco bajo el ojo, como se puede apreciar en las imágenes.

 

La curruca que me ha cautivado esta mañana me ha entretenido un buen rato hasta que he conseguido atraparla con la cámara, sobre la manzana. No es fácil conseguir una buena toma, hay que disparar muchas veces y perseverar, anticipándose una fracción de segundo al movimiento que va a propiciar una imagen interesante.

Después del percance de la tostada he vuelto a coger la cámara mientras cocinaba a mediodía (con mucho cuidado y un ojo puesto en la cámara y otro en la olla) y he seguido disparando.

Más tarde, con la cocina ya recogida, y una taza de café, me he vuelto a quedar un rato embelesada viendo a la curruca picotear la manzana y a muchas otras especies disfrutando de otras golosinas.

En otro momento presentaré al macho de la curruca capirotada de hoy y explicaré cómo atraer carboneros, ofreciéndoles ristras de cacahuetes colgantes.

 

Acrobacias

 

Los herrerillos comunes (Parus caeruleus) , de vistoso colorido, ágiles y osados, son una de las especies que frecuentan mi jardín. Les gusta probar cualquier nueva golosina que se me ocurra ofrecerles.  El ejemplar que aparece en las imágenes lo fotografié a finales de enero de 2016.  Ensarté con un cordel encerado y resistente, unas cuantas lonchas de corteza de jamón, con abundante grasa, y las sujeté por un extremo dejándolas colgar al aire. Sin embargo, ello no fue ningún obstáculo para que picotearan hasta la última gota de grasa, haciendo mil y una acrobacias.

Cuando el tiempo es frío, se agradece un aporte extra de calorías para hacer frente a las bajas temperaturas, aunque ello implique tener que hacer mil y una piruetas y reinvertir una parte del aporte energético conseguido, en mantenerse en equilibrio. Ved si no, al acróbata que protagoniza las siguientes imágenes:

 

Alimentar pajaros en libertad

Vivir cerca del bosque proporciona muchas oportunidades de disfrutar, viendo a los animales vivir en libertad. En muchos países existe una larga tradición en dedicarse a proveer de alimento a los pájaros,  instalando comederos y puntos de agua en el jardín, con el propósito de contribuir a su subsistencia y a disfrutar de su presencia.

Yo he instaurado la tradición en casa y llevo ya unos años dedicándome a investigar las posibilidades de atraer diferentes especies al jardín instalando comederos que suelo construir aprovechando elementos naturales reutilizados.  Pongo a su disposición alimentos diferentes en función de las épocas del año y otras circunstancias.

Cuando bajan las temperaturas en invierno, los pájaros agradecen un aporte extra de calorías para hacer frente al frío y las condiciones adversas y es un momento inmejorable para atraerlos, colocando a su alcance alimentos especialmente energéticos.

En las fotos siguientes podéis ver a un carbonero común (Parus major) degustando unas lonchas de grasa de jamón.