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La propiedad conmutativa no es aplicable a los Pájaros-Hoja

 

Recomiendo achinar los ojos para mirar las fotografías que aparecen en este artículo. Facilita la visión de algunos Pájaros-Hoja.

 

La regla número 1 para tratar con enfermos de alzhéimer es: NO CONTRADECIRLOS.

La regla es simple, breve y no da lugar a interpretaciones. Sin embargo, ponerla en práctica puede ser más que complejo, requiere disponer de tiempo (y de imaginación) y  manejar argumentos ambiguos.

La aparición de los Pájaros-Hoja en nuestras vidas tuvo lugar tratando de aplicar dicha regla. Fue una solución creativa que nació con el propósito de no contradecir.

Mi padre ve pájaros y los demás, hojas. La solución en este caso fue fácil: Se trata de Pájaros-Hoja u Hojas-Pájaro. Así lo planteé.

Pero curiosamente él nunca invierte los términos. Siempre antepone la palabra “pájaros” a “hoja”. ¿Por qué no se confunde nunca?, ¿Cómo puede ser que no se olvide del orden de estas dos palabras?, me pregunto. Yo sí lo hago. Aunque siempre trato de usar el binomio en el orden que sin duda alguna él prefiere, supongo que es mi inconsciente el que hace que diga Hojas-Pájaro a menudo. Pero en cuanto me oigo, rectifico y vuelvo a decirlo en el orden adecuado, consciente que la propiedad conmutativa no es aplicable a los Pájaros-Hoja.

Hago un inciso para contar que he repasado lo que llevo escrito hasta ahora y me acabo de dar cuenta de que inconscientemente he escrito mal el título del artículo. Ahora lo corrijo.

Los Pájaros-Hoja se han convertido en un centro de interés compartido y son el tema central de muchas conversaciones. En el tiempo que llevamos jugando, han sido muchos los días en que se han producido nuevos avistamientos. Algunos me son comunicados por teléfono y producen un efecto colateral: expectación por saber cuándo voy a aparecer con la máquina de fotos, no vaya a ser que desaparezcan antes de que lo haga.

– Espero que no emprendan el vuelo antes de que yo pueda venir, le digo. – -Y si lo hacen, seguro que encontraremos otros.

Solemos mantener un diálogo ambiguo sobre los Pájaros-Hojas, a caballo entre la realidad y la imaginación, y sorteamos con risas y buen humor todo tipo de contradicciones.

Os explico sin ambigüedades que cuando la morera del vecino perdió las hojas, desaparecieron todos los Pájaros-Hoja que habían estado posados durante meses sobre sus ramas, uno encima del otro.

Este Pájaro-Hoja es en realidad un ganso. Tiene el cuerpo muy largo.

Afortunadamente, desde entonces, el magnolio del jardín se presta a intervenir en el juego día tras día. Tengo que reconocer que algunos avistamientos son producto de una observación especializada e imaginativa, que ha incrementado la lista de especies que se posan sobre el árbol. Sin embargo, otros avistamientos son fáciles para cualquiera que se dedique un rato a observar con atención, las hojas del magnolio:


 

 

 

 

 

– Está empezando la primavera. Los Pájaros-Hojas están a punto de nacer, le dije hace unos días. – Los árboles están empezando a brotar y sospecho que pronto volveremos a verlos.

Tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo fue para decirme: serán Pájaros-Hojitas…  Y me entró la risa.

Cara a cara sobre una rama ¿Y tú qué ves?

 

Hace días incluí la siguiente fotografía en un artículo que dediqué a los milanos de miraguano.

En ella aparecen algunos frutos de esta planta trepadora, colgando de las ramas de un árbol.

Estoy segura de que nadie se ha dado cuenta todavía de la divertida escena que contiene esta imagen.

No es fácil verla, para ello, hay que saber percibir el mundo en clave alzhéimer. Y tener la habilidad de ver lo que otros no ven…

Resulta que en la esquina inferior derecha, un pájaro-hoja conversa cara a cara sobre una rama con un insecto-hoja de color verde pálido.

Me entra la risa cuando los descubro.

¿Sobre qué estarán conversando?, me pregunto.

Había previsto terminar el artículo en el párrafo anterior, pero he decidido seguir, sin modificar ni una coma de lo que ya había escrito, con el propósito de divertirme contando cómo estalle en una carcajada hace pocos días, mientras conversaba con mi padre sobre esta imagen, después de haber escrito sobre ella.

Siempre trato de hacerle partícipe de mis jueguecitos creativos, como los llama él, así que días atrás le había enviado la foto para saber si él veía lo mismo que yo. Y no fue así exactamente. Conversamos por teléfono y aunque percibía un pájaro también me hablaba de un monstruo y algunas ideas inconexas, así que dejé que el tema se desvaneciera. En directo creo que hubiera sido más fácil.

Sin embargo, una vez tenía escrito lo que ha acabado siendo la mitad de este artículo, decidí volver a sacar el tema por teléfono y le conté que gracias a él he desarrollado una capacidad especial para ver pájaros-hoja y otras cosas que habitualmente la mayor parte de gente no ve. Añadí que le estoy muy agradecida porque contribuye al desarrollo de mi creatividad.

Y seguí contándole que examinando una foto que había hecho días atrás, de unos frutos de miraguano colgando de un árbol, me había dado cuenta de que en la foto había un pájaro-hoja y un insecto-hoja conversando cara a cara en una rama.

¿Y de qué hablan? – me preguntó.

Su pregunta fue el detonante de mi carcajada. Sencillamente porque ambos nos habíamos preguntado lo mismo. Coincidencias genéticas, me dije. Ambos andamos igual de locos o creativos…

Entre risas, le pregunté: ¿y tú qué crees? ¿De qué pueden estar hablando un pájaro-hoja y un insecto-hoja?

Tardó poco en contestar:

Aiii -, me dijo con voz guasona y pausada, – es el pájaro el que habla, le está contando al insecto lo difícil que anda en este momento la vida pajaril …

Mi carcajada fue in crescendo. Tal vez sea difícil entender el momento de mágica complicidad que establecimos en aquel momento: supe que acababa de tener un momento de proyección exquisita, con el sentido del humor que le ha caracterizado toda la vida, y me estaba hablando de sí mismo: su vida de pájaro anda complicada…

Su risa emergió también al otro lado del teléfono y seguimos un buen rato. Es recíprocamente contagiosa y a los dos nos sienta siempre de maravilla.

Miraguano accidentado

 

Hasta ahora no he contado, que hace ya días, mientras jugaba con mi particular contenedor de milanos de miraguano, que alberga en estos momentos un sistema dinámico, tuve un accidente con un fruto de miraguano.

Muchos días atrás había recolectado unos cuantos frutos con diversos objetivos.  Dejé tres de ellos en la cocina, lejos de los rayos del sol, porque tengo la impresión de que sin sol no se llegan a abrir y quería observar la evolución que seguían. Sabía de antemano que me exponía a una invasión casera de milanos en cualquier momento, pero después de hacer un pacto conmigo misma decidí que valía la pena correr el riesgo.

Coloqué los frutos encima de una corteza de corcho a la que doy diferentes usos y la puse sobre unos recipientes destinados a recoger envases y papel para reciclar. Durante unos días todo fue perfecto y a pesar del movimiento a que sometía la corteza, al usar los contenedores, los frutos seguían intactos. Sin embargo, el impacto de una pieza metálica sobre uno de ellos a raíz de una caída accidental, hizo que éste se abriera súbitamente.


Me pareció absolutamente fascinante la forma en que las semillas empezaron a desprenderse y llegué a tiempo de tomar algunas fotografías:


También llegué a tiempo de encontrar una nueva campana contenedora y de encerrar el fruto recién abierto bajo ella.

Ha empezado un nuevo proceso dinámico. Esta campana no tiene orificio y he dejado un resquicio, colocando unos palillos debajo, para facilitar que la humedad que se condense en su interior acabe desapareciendo.


Pronto sabréis cómo han seguido evolucionando mis particulares sistemas dinámicos.

Los otros dos frutos siguen intactos y a la sombra, en la cocina. Tengo la impresión de que están menguando.

Se desvanecen las expectativas en torno a una fresa

 

Este es el apetitoso aspecto que presentaba la fresa el día que la colgué. Pensé que tal vez resultaría  ser un delicioso bocado para los pájaros que visitan el jardín.

No ha resultado ser así.

Durante la semana ha habido algún instante de súbita expectación al observar a algún individuo posarse cerca de la fresa. Tuve la sensación en algún momento de que el soporte colgante donde la ensarté exigía ejercicios de equilibrio de máxima dificultad, así que lo acerqué al sombrero de uno de los comederos, para que la pudieran picotear cómodamente posados sobre éste.

Mi esmero ha servido de poco.

El aspecto que presentaba ayer la fresa después de 8 días colgada a la intemperie, expuesta a sol, lluvia y viento, no requiere foto, basta una sencilla descripción: ya no tenía nada de apetitosa. Una inspección visual de proximidad revela que no ha sufrido agresión alguna. No presenta señales de haber recibido siquiera un mordisco.

El poco interés que ha suscitado la fresa (aunque hacía muy bonita colgada) lo he visto compensado con la aparición de un macho de curruca capirotada en el espacio del jardín especialmente dedicado a los pájaros.

Lo he avistado muchas veces a lo largo de la semana, disfrutando de las manzanas. El día 27 de febrero a las 14:12 tuve ocasión de fotografiarlo en plena acción. Presento prueba documental:

El por qué hasta hace pocos días no había podido ver a ningún macho, ni en el jardín, ni interesado por las manzanas, es un misterio. Lo cierto es que ahora ya no estoy nada convencida de que las hembras de currucas se sientan más atraídas por la fruta que los machos. No sabría decir con qué frecuencia he visto a unos y a otras picoteándolas, pero podría ser que fuera similar.

Días atrás me planteé cómo recoger datos para poder comprobar mis suposiciones. Tengo pendiente dibujar a los machos de las dos especies de curruca que he estado observando para poder seguir haciendo planes. Y deberé tener en cuenta también que ellos comen grano y a ellas todavía no las he visto hacerlo…

Milanos, calamares, sardinas y un sistema dinámico

 

Terminé el artículo dedicado a los milanos de miraguano diciendo:

… he metido uno de los frutos que he recogido bajo una campana de cristal, que no sé de dónde salió, y a la que hasta ahora no había encontrado utilidad. Ahora se ha convertido, momentáneamente, en una campana contenedora de milanos sedosos.

He averiguado el origen de la campana:

Se trata de la cubierta protectora de una lámpara que se coloca en las barcas para ir a pescar calamares, sardinas, boquerones y jureles. Esta actividad se lleva a cabo desde el atardecer hasta el amanecer. La luz encendida en un extremo de la barca ilumina el agua y atrae a los calamares y los peces, que se vuelven más vulnerables a las poteras y las redes que diestramente manejan los pescadores con el objetivo de atraparlos.

Sin saberlo, la nueva función que he otorgado a la campana enlaza a la perfección con su función original: la de proteger

 

Dentro de la campana, el fruto de miraguano que coloqué, ha experimentado cambios y ha pasado algo que no había previsto.

El cristal se ha cubierto de gotas de agua de condensación.

Esto me hace conectar con la obra de Hans Haacke: Condensation cube (Cubo de condensación).

Está expuesta actualmente en el MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona), formando parte de la exposición: Colección 31.

Conozco bien esta pieza porque me he pasado bastante tiempo trabajando alrededor de ella para crear un material sencillo con el objetivo de que los niños que visitan el museo puedan manipularlo en las salas y ver de cerca el efecto de la condensación del agua sobre una superficie transparente y experimentar, jugando, las posibilidades de cambiar la disposición de las gotas.

También he dedicado tiempo a leer el ensayo que escribió en 1968 el biólogo y filósofo Bertalanffy: «Teoría general de los sistemas». Las ideas que expone sobre la concepción de los organismos vivos como sistemas abiertos que cambian al interaccionar con el entorno, interesaron a Haacke. El artista hace una transposición de este concepto en el ámbito del arte en algunas de sus primeras obras como Condensation cube.

El agua que contiene el cubo de metacrilato transparente se condensa dentro de éste y experimenta variaciones en función de la temperatura ambiente, que se ve influenciada por la presencia de los espectadores en la sala donde está expuesta.

Mi campana también alberga un sistema dinámico. La he dejado expuesta a los rayos de sol y el fruto del miraguano ha ido abriéndose progresivamente y las semillas que contiene se han dispersado por la campana, que las protege impidiendo que salgan volando. La humedad contenida en el fruto se ha condensado en el interior y el cristal se ha cubierto de gotitas de agua que varían de tamaño y se disponen de una manera que está influenciada, creo, por la temperatura de la superficie. Sospecho que no es homogénea, especialmente a determinadas horas del día.

He estado jugando con la campana. Durante la noche, según si la acerco o alejo de la chimenea, la disposición de las gotas varía y también lo hace su medida.

Han pasado los días y tengo la impresión de que la condensación ha disminuido. La campana tiene en la parte superior un pequeño orificio que permite que el agua condensada se evapore lentamente.

¿Hasta cuándo durará este dinamismo?Me propongo averiguar si la condensación acabará desapareciendo del todo. Creo que sí.

Mientras, me divierto haciendo fotografías de los efectos visuales de gotas y penachos, que encuentro especialmente atractivos, y los cambios que experimenta mi particular contenedor de milanos de miraguano, el protector de la lámpara para atraer calamares, sardinas y otros peces, que alberga en estos momentos un sistema dinámico.

 

El vuelo de la Macroglossum stellatarum

 

He salido al jardín con la cámara para hacer una fotografía de un frutal en flor que ya empieza a perder sus pétalos rosados y me he encontrado una mariposa muy curiosa libando el néctar de sus flores: su vuelo recuerda el de un colibrí.

Su nombre científico es Macroglossum stellatarum. Coloquialmente se la conoce con el nombre de esfinge colibrí. Pertenece a la familia de los esfíngidos, del orden de los lepidópteros.

Los lepidópteros, que incluyen las mariposas, pueden presentar tres tipos de vuelo: planeado (con las alas quietas y extendidas), batido (con las alas moviéndose a baja frecuencia, por debajo de los 20 HZ), y vibrado (con movimiento rápido de las alas por encima de los 20 HZ).

«HZ» es el símbolo del Hertz, la unidad de medida de la frecuencia y equivale a decir: un suceso por segundo.

La Macroglossum tiene un vuelo exclusivamente vibrado, que es poco frecuente entre los lepidópteros. Bate las alas más de 20 veces por segundo y esto le permite acelerar y maniobrar con facilidad y le confiere una ventaja porque puede quedarse inmóvil en el aire y libar las flores con su larga espiritrompa, sin necesidad de posarse encima.

Mientras observaba el ejemplar que he sorprendido, he intentado hacer alguna fotografía, aunque resulta complicado debido a su rapidísimo vuelo. Después de sobrevolar las flores del frutal se ha dirigido hacia un macizo de Dimorphotheca que está empezando a florecer. Lo he atrapado justo cuando hacía el cambio: haced clic sobre la imagen y observad su silueta en la esquina derecha superior:

He disparado muchas veces la cámara mientras la mariposa libaba las flores de Dimorphotheca desde el aire, suspendida sobre ellas. He seleccionado tres fotografías:

Mueve tan rápido las alas que es difícil tomar buenas imágenes.

Un rato después he estado leyendo sobre esta curiosa mariposa que vuela como un diminuto colibrí y he contrastado la información de estos dos libros:

 

También he hecho fotos de las imágenes de Macroglossum que aparecen en ambos libros. Os ayudarán a identificarla si alguna vez veis una.

 

Guia de mariposas. Grijalbo Pág. 91
Història Natural del Païssos Catalans. Artròpodes II. Pág. 404

Por si alguien se pregunta qué ha pasado con las peras …

Por si alguien se pregunta qué ha pasado con las peras, hago a continuación un breve resumen:

  • Compré tres peras el sábado 11 con la intención de saber si las currucas y otras especies que visitan el jardín se sienten atraídas por ellas.
  • Una pera, se la comió una amiga el jueves 16.
  • Otra pera sigue madurando, aunque parezca mentira.
  • La tercera pera la corté por la mitad el día 20, hace tres días. La mitad inferior lleva colgada desde entonces en el jardín. La superior pasó a formar parte de los ingredientes de la ensalada, ese mismo día.

  • No he visto a ningún pájaro acercarse a la pera hasta hoy. Sin embargo, esta mañana una inspección visual a distancia me ha hecho pensar que alguien la había probado.
  • Una inspección posterior, de proximidad, me ha confirmado que probablemente algún pájaro le ha hincado el pico. La siguiente fotografía constituye una prueba documental:

  • Minutos después he sorprendido a un herrerillo común picoteando la pera. No me ha dado tiempo de hacerle ninguna fotografía.

¡Bravo herrerillo! En casa tenemos la impresión de que esta especie es la más curiosa y osada de las que visitan el jardín. Es siempre la primera que se acerca y se atreve a probar, cualquier novedad que se les ofrezca.

¿Quién será el próximo?

Un último punto a añadir al resumen anterior:

  • Las manzanas que ahora tengo colgadas en el jardín están ya en la piel. De momento, no tengo intención de renovarlas. Si a alguien le apetece picotear fruta tendrá que animarse a probar la pera…

 

Caen por tierra algunas suposiciones

 

El último artículo dedicado a la observación de las currucas en el que ponía de relieve mi interés por averiguar cuáles son las apetencias alimentarias de los machos y hembras de dos especies diferentes, lo escribí hace ya más de una semana.

Durante estos días he tenido ocasión de hacer observaciones irregulares, pero no de escribir sobre lo que he visto. A continuación, expongo lo que considero más relevante de lo que he observado hasta el pasado sábado, 18 de febrero:

1-Las hembras de ambas especies visitan con asiduidad las manzanas que cuelgo en el jardín.

Hembra de curruca de casquete
Hembra de curruca cabecinegra

 

 

 

 

 

2-No he visto ningún macho de curruca capirotada visitando el comedor comunitario que tengo instalado en el jardín.

3-He visto machos de curruca cabecinegra interesados por otros alimentos (semillas y manteca) y creo que lo puedo afirmar utilizando el plural porque al menos he visto dos machos diferentes, dado las diferencias visibles que en ellos he podido observar, en cuanto a la forma y el tamaño. Ninguno se ha interesado por las manzanas.

Macho de curruca cabecinegra

 

4-Los machos de ambas especies no parecen interesados en las manzanas dado que no he podido observar a ninguno comiéndoselas.

Sin embargo, el sábado cayeron por tierra alguna de mis suposiciones: vi por primera vez un macho de curruca cabecinegra picotear con voracidad una manzana. Tuve tiempo de atraparlo con la cámara en plena acción:

 

Las imágenes no dejan lugar a dudas. La afirmación siguiente revoca una parte del punto 3, y todo el 4. Los puntos 1 y  2 no quedan afectados:

5-Hay al menos un macho de curruca cabecinegra, de los que visitan el jardín, que se siente atraído por las manzanas y se las come.

Y termino con una última afirmación que no contradice ninguno de los puntos anteriores, y una nueva pregunta:

6-Mientras que he visto un macho de curruca cabecinegra comiendo manzana y también semillas (solas y mezcladas con manteca) y grasa de jamón enhebrado, no he visto a ninguna hembra de la misma especie interesarse por estos alimentos. A ellas las veo siempre sobre las manzanas.

¿Cómo se puede explicar esta diferencia que observo en las preferencias alimentarias de los machos y hembras de currucas cabecinegras?

 

¡Esta manzana bate el récord! Y yo me pregunto…

 

¡Esta manzana, bate el récord! Mirad como la han dejado los pájaros. Se han comido incluso la piel, cosa que no recuerdo haber visto nunca hasta ahora. Y yo me pregunto …

¿Será porque el soporte de esta manzana tiene en el extremo un trozo de tapón de corcho en vez de otra pieza que tengo colocada en otros soportes y que consiste en una semilla natural de origen tropical?

La sección redonda del tapón de corcho coincide con la porción de manzana que han dejado sin comer.

 ¿Será que el tapón les ha dado a los pájaros mayor estabilidad a la hora de subirse a la manzana y por eso la han podido aprovechar mejor?

La semilla termina en punta y hace que la manzana se tambalee. He visto a los pájaros encaramarse sobre la piel reseca que va quedando a medida que se comen la pulpa.

 ¿La manera en que comen la manzana estará condicionada en alguna medida por el soporte donde está colgada la manzana?

¿O será que esta manzana la he dejado colgada más tiempo que las otras? ¿O …?

Observar siempre hace que me pregunte cosas. Y no me importa muchas veces no tener respuesta para todo lo que me pregunto. Lo que encuentro realmente interesante y también divertido es hacer preguntas. Es lo que posibilita comenzar cualquier proceso de investigación.  Sobre manzanas, peras, tapones de corcho o cualquier otra cosa, el mundo está lleno de cosas y fenómenos sobre los que pienso que vale la pena interrogarse.

Es una lástima que en general la educación ponga énfasis en pedir a niños y jóvenes que respondan a las preguntas que formulan los maestros, en vez de hacerlo al revés. Deberían ser los maestros quienes tan a menudo como fuera posible respondieran las preguntas de los niños y las suyas propias también.

Cuando he descolgado el resto de esta manzana me he dado cuenta que los pájaros han respetado los receptáculos que contienen las semillas de esta fruta, dispuestos en forma radial, como mostraba hace unos días, y han ido comiendo la pulpa que los rodea, como si hubieran esculpido una estrella de cinco puntas con el pico.

 

Milanos de miraguano

En el artículo que dediqué a hablar de materiales naturales apropiados para ser manipulados por los niños en el jardín de infancia, prometí desvelar qué tipo de fruto es una especie de pera enorme que cuelga cabeza abajo de algunos árboles, en esta época del año.

        

La manera en que yo lo descubrí aún me hace sonreír…

Fue hace muchos años, y recuerdo vagamente que uno de estos frutos había llamado mi atención de camino a casa. Colgaba de una enredadera trepadora y al cortarlo salió látex y me dejó las manos pegajosas. Era ligero a pesar del tamaño. Lo dejé encima de algún estante, bien a la vista en la habitación principal de la casa que hacía las veces de comedor, sala de estar y recibidor. Me había propuesto averiguar de qué se trataba y observar qué cambios experimentaba la extraña pera.

Días después, al llegar a casa y abrir la puerta me quedé absolutamente atónita al ver la habitación invadida de cientos de milanos voladores revoloteando por todas partes. No pude evitar un ataque de risa en aquel momento, me pareció absolutamente fascinante encontrarme rodeada de delicados y etéreos pelillos voladores. Tardé un buen rato en descubrir su origen, hasta que encontré el fruto que había cortado días atrás, totalmente abierto. Reconozco que después no me hizo tanta gracia el proceso de eliminación, los milanos volaban en todas direcciones y acabaron colándose en toda la casa…

Descubrí entonces que se trataba del fruto del miraguano (Araujia sericifera) una planta originaria de América del Sur, de rápido crecimiento en enredadera, que se ha adaptado bien al clima mediterráneo.

Cuando hace unos días alguien preguntó en el transcurso de una sesión de formación si sabía qué podía ser una especie de pera colgante, me acordé al instante de la experiencia.

Cuando concebí este artículo pensé en explicar algo que me pareció importante: no considero apropiado el fruto del miraguano para ser manipulado directamente por los niños. Sin embargo, siempre me parece interesante seguir examinando las posibilidades que ofrecen las cosas aun habiéndolas descartado inicialmente y ello me ha llevado a ir a buscar miraguanos, a hacer fotos, experimentos (que siguen en curso) y a escribir lo siguiente:

El fruto del miraguano puede ser objeto de un interesante proceso de observación por parte de niños de todas las edades.  Ver su estructura interna cuando aún no está maduro y los cambios que experimenta hasta abrirse y dispersar todas las semillas que contiene, puede resultar una experiencia atractiva, bonita y divertida.   

Estas son algunas de las fotografías que he hecho estos días:

 

Tengo otro motivo para defender esta sencilla idea y se lo debo al artista colombiano Nicolás Paris, que expone en estos momentos en Caixafòrum Barcelona su obra: El diálogo, el rumor, la luz, las horas o (prototipo para material pedagógico).  La semana pasada descubrí con sorpresa y simpatía que uno de los trabajos que forman parte de la exposición es un vídeo que sigue el recorrido de un milano viajero, impulsado por el viento, como los que salen del fruto del miraguano. El vídeo me pareció sencillamente delicioso. Y lo mismo la exposición, que sin duda alguna recomiendo ir a visitar a todo aquel que pueda y esté dispuesto a dejarse sembrar de relámpagos …

He dedicado unos días a trabajar con los miraguanos y me apetecía  ver cómo salen las semillas volando, pero esta vez estoy haciendo un experimento de forma controlada y después de fotografiar una parte del proceso he metido uno de los frutos que he recogido bajo una campana de cristal, que no sé de dónde salió, y a la que hasta ahora no había encontrado utilidad. Ahora se ha convertido, momentáneamente, en una campana contenedora de milanos sedosos.